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Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena y de la Universidad de Murcia han diseñado junto a la Confederación Hidrográfica del Segura y el Ayuntamiento de Murcia estrategias con las que recuperar ambiental, social y económicamente el río Segura y la huerta del municipio de Murcia, utilizando los meandros para reducir los daños de las lluvias torrenciales. Los trabajos, iniciados en 2018 tras la firma de un convenio, ya tienen sus primeros frutos: el proyecto del meandro del molino de Funes, 150.000 metros cuadrados a ambos márgenes del río en la zona oeste del municipio, y el del meandro de La Barca, más de 58.500 metros cuadrados al este de la ciudad.
"Lo primero es tener la disponibilidad de suelo y los proyectos", ha explicado a 'La Verdad' el concejal Antonio Navarro, que confía en que las ayudas europeas anunciadas lleguen para financiar estas iniciativas. "Las inundaciones han puesto de manifiesto que las infraestructuras grises siguen siendo útiles, pero las soluciones basadas en la naturaleza son muy necesarias", ha indicado también a este diario el profesor de la UPCT Fernando García, responsable del Laboratorio de Investigación Urbana.
Fernando García y el arquitecto por la UPCT Alfonso Bernal están a punto de obtener los resultados de las modelizaciones que les permitirán avalar "si estas soluciones funcionan hidrológicamente y mejoran la situación en caso de riada", apunta García, que considera que las actuaciones proyectadas en los meandros del molino de La Rosquilla (Rincón de Beniscornia), del molino de Funes y del Chico del Vivillo, y la rambla de La Ventosa tendrán 2un gran y muy positivo impacto» y dejarán el cauce libre para que, en caso de necesidad, no pierda la capacidad de evacuación actual, según cuenta la periodista Pepa García.
Aunque aún susceptible de modificarse, la última reunión de trabajo de UPCT, UMU, CHS y Ayuntamiento sirvió para concretar los detalles del proyecto para el meandro de Funes. "La estrategia desde Contraparada hasta Murcia es recuperar los meandros más amplios como cauces de agua para afrontar las avenidas (como en el de Funes) o ensanchar el cauce actual y mejorar su biodiversidad (como en el del Chico del Vivillo), al tiempo que se generan, en terrenos de dominio público hidráulico, bosques de ribera para el disfrute de la ciudadanía", resume el periódico.