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25 de julio de 1936. La escultura de San Antonio de Padua, de Salzillo, desaparece de la iglesia de San Diego, en Cartagena. Hoy se cumplen 87 años. El paradero sigue siendo una incógnita. Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) están utilizando un método revolucionario para intentar localizar esta imagen a la que se le perdió la pista días después del estallido de la Guerra Civil, en plena ola de violencia anticlerical. Según pistas fiables podría encontrarse emparedada en el inmueble.
Los investigadores de las escuelas de Ingeniería de Caminos y Minas y de Arquitectura y Edificación utilizan uno de los pocos equipos de georradar que se emplean en Europa, señala la profesora Josefina García León. Es la primera vez que esta tecnología se emplea en la Región de Murcia.
La tecnología georradar utilizada es idónea para respetar el patrimonio arquitectónico. No es invasiva ni requiere obras en el inmueble, comentan los investigadores del grupo en Geofísica Aplicada Somera (GEODE) Pedro Martínez Pagán y Marcos Martínez Segura.
Los investigadores han trabajado con historiadores. En los archivos no hay evidencia de que esa escultura de Salzillo fuera destrozada ni quemada. Además cuentan con testimonios orales fiables que afirman que se encuentra emparedada en el interior del templo. Pese a todo ello, su paradero continúa siendo una incógnita.
La investigación, que comenzó en 2022, aún no ha hallado esta escultura desaparecida durante la Guerra Civil pero si ha confirmado la presencia de huecos ocultos en el templo en lugares en los que no era necesario estructuralmente en los que, por su tamaño, podría haber estado emparedado. Uno de ellos es el oratorio. Los trabajos realizados hasta ahora también han permitido descartar dónde no se encuentra la escultura de Salzillo. García León y Pedro E. Collado Espejo, del grupo Thermal Analysis And Geomatics, recuerdan que la parroquia de San Diego conserva un San José de Salzillo que en la misma fecha una familia la ocultó durante la contienda civil y posteriormente la devolvió a la Iglesia.
En esta investigación multidisciplinar participan estudiantes del máster en Patrimonio Arquitectónico de la UPCT. Se realiza en colaboración con el historiador Miguel Ángel Ríos Sanmartín y a instancias del párroco de San Diego, Pascual Saorín.