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Transformar y descontaminar las últimas instalaciones de la factoría siderúrgica de Arcelor Mittal que quedan en el puerto de la localidad asturiana de Avilés es la propuesta presentada por el alumno de Arquitectura de la UPCT Daniel Suárez Díaz en su Trabajo Fin de Grado (TFG). Esta planta siderúrgica está dedicada a la producción de acero a partir de mineral de hierro y quedará en desuso a partir del próximo mes de diciembre.
La idea que plantea Suárez en su proyecto, titulado ‘La Fábrica de Nubes’, es que la superficie, , de 28 hectáreas, vuelva a formar parte de la ciudad y genere un nuevo foco de atracción económico y social con la rehabilitación de edificios que antes formaban parte de la industria pesada y el establecimiento en él de equipamientos modernos, creando un nuevo centro cultural, viveros de empresas e incluso el establecimiento de la industria 4.0 como nuevo motor económico de la comarca.
El TFG, dirigido por la profesora María Mestre, del área de Composición Arquitectónica de la Universidad Politécnica de Cartagena, es un proyecto de transformación urbana que incide en el impacto que tiene la desaparición de la industria pesada en los países desarrollados.
Mediante fitodepuración, plantea la descontaminación de los suelos ahora ocupados por las baterías de Cok y la regeneración ambiental del área, así como la transformación de estas instalaciones en equipamientos que reviertan en la sociedad como símbolos de un pasado al que rendir también homenaje. Las baterías de cok, construidas en 1950 como instalaciones en las que se llevaba a cabo el procesamiento del carbón, «limitan el crecimiento de la ciudad en todo el margen izquierdo de la Ría de Avilés».
Este joven arquitecto quiere aportar una solución que va más allá de la demolición y plantea una intervención que convierte el paisaje postindustrial en un espacio abierto a la ciudadanía.
Tras la fitodepuración y la descontaminación de tierra, el arquitecto quiere devolver los terrenos donde se asientan estas instalaciones a algo muy parecido a lo que eran antes de su construcción, unas marismas, que se integrarían en el crecimiento natural de Avilés.
«La Fábrica de Nubes es un espacio entre dos tiempos, uno procedente de un legado industrial y otro que mira al futuro», dice el recién graduado, con la esperanza de devolver a su ciudad un nuevo espacio para disfrute para la población.